Como te contamos en nuestra página de historia de Jordania, los nabateos son una de las civilizaciones sobre las que se asienta la identidad de este país. Por eso, merecen un post específico para ellos, así que aquí te contamos quiénes fueron los nabateos y en qué destinos podemos rastrear su huella, que todavía hoy es muy visible en Jordania.
Señas de identidad y extensión
Resulta difícil trazar los orígenes del pueblo nabateo, pero la mayoría de historiadores parecen estar de acuerdo en atribuirles un carácter árabe, es decir, asentados u oriundos de la Península Arábiga. Y más concretamente, con la tribu bíblica de Nebayot. Su idioma era una variante del arameo y su religión era politeísta.
Los nabateos tuvieron siempre un espíritu nómada y trashumante. Y quizás eso les proporcionara un don para la actividad que los aupó hasta convertirse en un imperio: el control de las rutas comerciales de caravanas, que atravesaban su territorio para transportar mercancías como incienso, mirra, especias y otros artículos de lujo, con origen o destino en Arabia, el Mar Rojo, India, etc.
Su época de esplendor se dio entre los siglos IV a.C y I d.C, llegando a dominar un territorio muy vasto considerado todo un imperio, que se extendía hasta el mar Rojo, la península del Sinaí y parte de las actuales Siria y Arabia Saudí, además de Jordania, por supuesto. La capital era Petra, que los nabateos la llamaron Raqmu. Otras ciudades importantes fueron Madain Saleh (Arabia Saudí) y Bosra (Siria).
Los gobernantes nabateos fueron reyes que demostraron su poder y riqueza de diferentes maneras, sobre todo mediante la monumentalidad y suntuosidad de sus enterramientos. El rey con el que el imperio nabateo alcanzó su cénit fue Aretas III (siglo I a.C). Antes, el rey Aretas I (siglo II a.C) es mencionado en la Biblia (2º Libro de los Macabeos) como “gobernante de los árabes”, lo que da cuenta de su relevancia.
Sin embargo, a partir del siglo I d.C, los nabateos fueron asumiendo el dominio romano hasta convertirse en provincia romana en los siglos II y III. Al territorio que, grosso modo, fue el reino nabateo se le dio el nombre de Arabia Petra, con capital en Bosra.
Destinos de Jordania donde rastrear su huella
Algunos de los lugares más importantes de los nabateos están en la actual Jordania. Y destaca con fuerza la que fue su capital, Raqmu, conocida como Petra por griegos y romanos por su carácter pétreo, pues está literalmente excavada en la roca. En este blog dedicamos numerosos posts a este destino, Patrimonio Mundial por la Unesco y considerado una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno.
Otro lugar interesante para entender el modo de vida de los antiguos nabateos es la Pequeña Petra, a pocos kilómetros de Petra, y que pudo tener la función de establecimiento logístico para la actividad comercial de la capital. Tanto Petra como su hermana pequeña fueron posteriormente ‘heredadas’ por otro pueblo nómada local, el beduino, quienes las utilizaron como espacios habitacionales.
En Wadi Rum, además, se pueden todavía contemplar numerosos petroglifos (inscripciones hechas directamente sobre la roca), muchos de ellos de mano de nabateos, lo que da cuenta de su paso y asentamiento aquí, confirmado con los restos de un templo, complejos residenciales y de baños.
Pero por Jordania se puede trazar una especie de ‘ruta nabatea’ para recorrer otros lugares fundados o ampliados por los nabateos en su época de esplendor. Por ejemplo, los yacimientos arqueológicos de Humayma, Wadi Faynan o Khirbet edh-Dharih. Y en museos como el de Petra, el del Punto Más Bajo de la Tierra o el Jordano de Ammán también se pueden contemplar piezas arqueológicas de aquella civilización.