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Wadi Rum: qué ver, qué hacer y otras informaciones prácticas

Junto con Petra, Wadi Rum es probablemente el destino con más magnetismo de Jordania, el que más turistas atrae cada año. Y no es para menos: se trata de una porción de desierto que ofrece todo lo que un viajero puede esperar: dunas de arena dorada, formaciones rocosas de espectacular belleza, servicios para realizar actividades de aventura y mucho más. En esta página te contamos a fondo qué ver en Wadi Rum, cuál es su historia, cómo llegar hasta aquí y, lo que es más importante: qué hacer en Wadi Rum para disfrutar de una experiencia inolvidable.

Tabla de contenidos

Dónde está Wadi Rum y cuál es su clima

Wadi Rum es una reserva natural protegida que se ubica en el sur de Jordania, dentro del territorio de la gobernación de Aqaba. De hecho, esa es la ciudad más importante de su entorno, a unos 60 km de lo que se considera su ‘puerta de entrada’: Shakaria. No obstante, su punto central se considera el pueblo de Wadi Rum, a menudo escrito como Wadi Rum Village, a unos 70 km de Aqaba y donde termina la carretera asfaltada. Unos 7 km antes de llegar hasta esa localidad se encuentra el Centro de Visitantes, de paso obligado, donde además se sacan las entradas.

Tiene una superficie de unos 720 km2 (72.000 hectáreas), por lo que su espacio es realmente grande e inabarcable a pie. La traducción de su nombre en arameo es “valle alto” o “valle elevado”, lo que nos ayuda a entender una de sus características geográficas: su gran altitud, a unos 1.600 msnm. Su punto más alto es el Jbel Umm ad Dami, a más de 1.850 msnm.

Esto, unido a su latitud, a su escasísimo régimen de precipitaciones y a otros condicionantes como su gran insolación, nos deja un clima típico del desierto: temperaturas realmente abrasadoras durante el día en los meses cálidos, para descender bruscamente por la noche, llegando a ser absolutamente gélidas en invierno. Por tanto, en verano se hace imprescindible contar con una adecuada protección contra el sol y el calor (agua, crema solar, gafas de sol, etc.) y en invierno es fundamental disponer de ropa térmica y abrigo, incluidos los guantes y el gorro.

No obstante, hay una particularidad que merece la pena destacar: la existencia de siqs o cañones rocosos crea áreas de sombra, en algunos casos durante toda la jornada, funcionando como auténticas islas microclimáticas en las que descansar del calor y deleitarse con la vista, pues permiten el surgimiento de una casi milagrosa flora de arbustos y árboles que parecen crecer directamente de la roca.

Mapa desierto Wadi Rum

Un poco de historia

Aunque hoy parezca un lugar realmente hostil para la vida, donde solo el coraje del pueblo beduino los hace sobrevivir, Wadi Rum fue en realidad un lugar mucho más agradable para el ser humano desde un punto de vista medioambiental y climático. Y prueba de ello es la rica historia que tiene a sus espaldas.

Hace milenios, era una zona rica de manantiales y pozos, y de hecho los griegos y romanos hablaron de sus pinares, viñedos y olivares, hoy desaparecidos pero que permiten al visitante hacerse una idea de lo distinto que era aquí el paisaje. 

Pero la mejor señal, nunca mejor dicho, de las civilizaciones que aquí moraron o desfilaron son sus petroglifos (dibujos grabados sobre la piedra) e inscripciones en la roca. Se calcula que hay unas 30.000, algunas de las cuales son de lo más fascinante. Las primeras tribus en hacerlo llegaron probablemente de Arabia, conocidas como zamudíes, que realizaron inscripciones en la lengua zamúdica, y los nabateos tomaron el testigo: este pueblo, que tuvo su ‘capital’ en Petra, dejó aquí testimonios de su culto a divinidades como Dushara y Allat. 

También hay numerosos túmulos funerarios en Wadi Rum, lo cual indica que este no era simplemente un lugar de paso, sino que hubo asentamientos permanentes y estables. Además, está demostrada la importancia que tuvo la caza en esta reserva natural, así como la extracción de minerales en tiempos del rey Salomón, por ejemplo.

Con el paso de los siglos y la agudización de su clima extremo, este lugar quedó bajo la gestión de las tribus beduinas, las únicas que se han demostrado capaces de sobrevivir en un entorno tan duro. Siempre lo hicieron con su estilo de vida nómada, aunque en la actualidad han optado por una forma más estable y sedentaria, como demuestra el establecimiento de algunas familias en el pueblo de Wadi Rum.

Lawrence de Arabia y la Rebelión Árabe

Pero sin duda, Wadi Rum es tan famoso en la actualidad gracias a la ‘promo’ de una de las películas más laureadas de Hollywood: Lawrence de Arabia. La película narra la participación de Thomas Edward Lawrence en la Rebelión Árabe de 1917, un personaje clave en ese episodio histórico para Jordania, aunque quizás se haya exaltado de forma desproporcionada para aprovechar su tirón mediático y turístico.

Sea como fuere, este arqueólogo, escritor y militar británico se unió pronto a la causa impulsada por el rey Hussein bin Ali, cuya gran aspiración era crear un estado árabe independiente del imperio otomano. Combatió en los ejércitos del emir Faysal y se sintió uno más (y se vistió como tal) de aquella epopeya que se considera el germen del posterior estado árabe de Jordania. 

Su gran contribución fue, en realidad, el libro Los siete pilares de la sabiduría: aunque es una autobiografía, sirvió para dar a conocer en Occidente los entresijos de la Rebelión Árabe. Y en algunos pasajes de la obra se describen lugares de Wadi Rum, que han ayudado a unir para siempre el nombre de Thomas Edward Lawrence con esta reserva natural.

Qué ver en Wadi Rum

Qué ver en Wadi Rum

Contrariamente a lo que se podría pensar, hay mucho que ver en Wadi Rum. A pesar de ser un desierto, la rica historia de este lugar hace que también haya rincones dignos de visitar desde un punto de vista arqueológico, artístico y etnológico. No en vano, este lugar fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2011.

La mayoría de cosas que ver en Wadi Rum son naturales, especialmente geológicas, como como caprichosas formaciones en granito y arenisca. Pero también hay ‘obras’ hechas por el hombre en las que merece la pena detenerse. Las agrupamos según su temática:

  • Puentes de roca: son una de las postales más recurrentes, así que no pueden faltar en esta lista de cosas que ver en Wadi Rum. Se han creado por la erosión diferencial del viento, que actúa de manera distinta en el granito y en la arenisca. Los más famosos son el Little Rock, el Umm Fruth y, sobre todo, el puente de Burdah, puesto que su ‘arco’ está a unos 80 metros de altura del suelo
  • Siqs o cañones: como decíamos, Wadi Rum cuenta con una gran variedad de siqs y cañones rocosos, que se pueden recorrer a pie o en camello de manera agradable gracias a su sombra y a su mayor sensación de frescor en verano. Estos son los más importantes:
    • Cañón Khazali: es una fisura que se adentra en el Jbel Khazali. Tiene una longitud de unos 150 metros, con gran riqueza de petroglifos (avestruces, una mujer en pleno parto, etc.)
    • Cañón Makharas: se adentra en los Siete Pilares de la Sabiduría
    • Cañón Barrah: uno de los más largos, pues tiene una longitud de unos 5 km
    • Cañón Khazareh: se adentra en el Jbel Umm Al Ishirn
    • Cañón Rakhabat, en el interior de la misma montaña (Jbel Umm Al Ishirn)
    • Cañón Umm Tawaqi: famoso, entre otras razones, por los retratos recientes tallados en la roca de Lawrence de Arabia y otros personajes de la Rebelión Árabe
    •  
  • Dunas: cuando alguien piensa en el desierto, especialmente en un desierto tan icónico como el de Wadi Rum, suele visualizar en su mente grandes extensiones de dunas, es decir, ‘mares’ de arena fina y dorada que adoptan formas de colinas o montículos según los caprichos del viento. En Wadi Rum, siendo sinceros, no es el paisaje más habitual, pero tampoco faltan. Se pueden destacar las que se crean sobre el Jbel Umm Ulaydiyya, de un color rojizo. Forma una pendiente natural que se puede subir a pie
  • Yacimientos arqueológicos y petroglifos: son testimonios del paso y asentamiento de los hombres de distintas épocas en Wadi Rum. A menudo se concentran en las partes más ‘amables’ de la reserva, como sus cañones, pero también hay otras señales de ancestral vida humana en otros puntos. Se pueden citar:
    • Petroglifos del Jbel Umm Al Ishrin, en la cara occidental. Representan animales, pero también hay escritura cúfica
    • Petroglifos de Alameleh: están entre los más llamativos y mejor conservados, con escenas de caza, caravanas de camellos e inscripciones nabateas
    • Templo nabateo: se encuentra sobre una colina en los alrededores del pueblo de Wadi Rum. Se cree que se pudo levantar en los siglos I a.C-I d.C, y estaría dedicado a la diosa Allat. Puede parecer un yacimiento arqueológico más, en el que hay que tener cierta imaginación para comprender de qué se trataba, pero su importancia radica en que viene a demostrar la existencia de un asentamiento permanente nabateo
    • Casa de Lawrence: a pesar de que, teóricamente, la habitó Lawrence, poco se conserva del edificio, que se levantó a su vez sobre las ruinas de una construcción anterior nabatea
  • Museos y espacios visitables: no hay más que ver que Wadi Rum es un lugar muy poco modificado por el hombre, donde las construcciones modernas son prácticamente testimoniales, muy pequeños. Sin embargo, existen algunos pequeños espacios para interpretar el entorno, que merece la pena visitar. En especial:
    • Museo del centro de visitantes: este espacio de bienvenida a los visitantes cuenta con un pequeño museo que narra la historia humana y medioambiental de Wadi Rum, con paneles informativos y un vídeo explicativo en una sala de proyección
    • Locomotoras de la estación de tren: el tiempo parece haberse detenido sobre estos raíles, que formaban parte de la única línea del ferrocarril del Hiyaz, un proyecto otomano de comienzos del siglo XX. Las locomotoras y vagones que aquí descansan se restauraron solo para ser exhibidas a los visitantes, que pueden entrar en ellas y hacerse unas fotos de época
  • Montañas y miradores: repartidas por toda la reserva hay espectaculares montañas que se elevan imponentes sobre la llanura. Subir hasta sus cumbres o hasta puntos estratégicos a media ladera tiene premio: las vistas panorámicas del entorno. Destacan: 
    • Siete Pilares de la Sabiduría: probablemente la montaña más icónica de la reserva, pues su cercanía al Centro de Visitantes hace que todos la vean. Además, su singular forma, en lo que parece un fuelle de acordeón de siete partes, le valió para recibir el nombre de Siete Pilares de la Sabiduría, en honor del libro escrito por T.E. Lawrence, clave para dar a conocer este lugar en Occidente
    • Jbel Rum: se eleva más de 1.750 msnm y recibe este nombre porque se eleva sobre la principal población de la reserva. Es muy popular entre los escaladores
    • Jbel Umm Al Ishrin: muy cerca de los Siete Pilares de la Sabiduría, llama la atención porque parece tener 20 domos o cupulillas de roca
    • Jbel Qatar: en sus laderas se encuentran algunos de los mejores miradores desde los que ver Wadi Rum, especialmente durante la puesta de sol
  • Fuentes y manantiales: encontrar agua en un lugar tan árido siempre produce una sensación especial. En dos puntos de la reserva se puede vivir esta emoción:
    • Ain Shalaaleh o Mirador de Lawrence, que debe su nombre a una descripción evocadora del arqueólogo y militar británico
    • Ain Abu Aineh: es una fuente natural canalizada que se ha usado durante miles de años, y todavía hoy da de beber a camellos y otros animales de los beduinos
que hacer en Wadi Rum

Qué hacer en Wadi Rum

Como puedes imaginar, no solo hay mucho que ver en Wadi Rum: también hay mucho que hacer. Wadi Rum es un espacio con una extraordinaria variedad de experiencias para hacerte sentir en armonía con este espacio abrumador pero acogedor al mismo tiempo. 

Algunas propuestas requieren de una forma física especial, puesto que son deportes de aventura, pero en otros casos son aptas para todo tipo de viajeros. Esta es una lista de propuestas que hacer en Wadi Rum, muy populares entre sus visitantes.

  • Excursiones en 4×4 y vehículos a motor: es la forma más rápida de desplazarse de un lugar a otro de la reserva. Pero al mismo tiempo, es una experiencia en sí misma, sobre todo si se trata de vehículos asociados a la adrenalina de la velocidad y el off-road, como los quads
  • Excursiones en camello: no es un medio precisamente veloz, pero sí el más tradicional de todos, pues ha sido (y sigue siendo) usado por los beduinos desde tiempos inmemoriales. Es una buena opción para moverse por la reserva sin cansancio, aunque una ruta de más de 4 horas puede resultar algo incómoda
  • Excursiones a caballo: otra opción para moverse de manera sostenible y tradicional por Wadi Rum. No obstante, se exige tener cierta experiencia sobre equitación
  • Rutas de senderismo: pese a ser probablemente la opción más lenta y cansada, es la mejor para alcanzar los rincones más recónditos de Wadi Rum. No obstante, conviene estar bien equipado y ser previsor, especialmente en días de mucho calor. También se aconseja contar con un guía que ayude con la orientación, el cálculo de los tiempos y los lugares que ver en Wadi Rum
  • Escalada: las paredes casi perfectas y verticales suponen todo un reto (y un sueño) para los escaladores más viajados. Es recomendable contar con monitores expertos que indiquen cuáles son las vías a recorrer. También se puede practicar una modalidad menos técnica: el scrambling, aunque conviene no subestimar el peligro de los ascensos
  • Globos aerostáticos: Wadi Rum es uno de los pocos lugares en los que se puede dar un paseo en globo en Jordania. Y además, es probablemente el mejor sitio para hacerlo. Observar la inmensidad del desierto y las caprichosas formaciones geológicas son una actividad difícil de olvidar. Los paseos suelen durar 2 horas
  • Experiencias de meditación: pocos lugares hay tan inspiradores en el mundo como un desierto. Y Wadi Rum lo reúne todo para realizar una experiencia de meditación completa. De la mano de monitores especializados en ejercicios espirituales, los participantes absorben la energía del entorno, donde reina el silencio y la quietud necesaria para encontrarse a sí mismo
  • Acampada en tiendas beduinas: en cualquier otro lugar del mundo, pernoctar es simplemente un trámite fisiológico necesario para descansar. Pero en Wadi Rum es un atractivo más del viaje, puesto que permite al viajero sentirse un beduino más. La experiencia es más enriquecedora si, además, se llevan a cabo actividades beduinas tradicionales: té y comida típica del desierto, actuaciones de música, etc.
  • Observación de las estrellas: gracias a una contaminación lumínica prácticamente nula y a unos cielos casi siempre despejados de nubes, observar las estrellas es una de las mejores cosas que hacer en Wadi Rum

 

Cómo llegar a Wadi Rum

Cómo llegar a Wadi Rum

El turismo ha puesto en primera plana a Wadi Rum, así que resulta fácil llegar hasta aquí con transporte privado desde otros puntos del país, a pesar del escasísimo número de habitantes que viven en este paraje y sus alrededores.

Para quienes desean llegar lo antes posible a Wadi Rum desde otro país, lo más rápido es volar hacia Aqaba: esta ciudad jordana ubicada en las costas del Mar Rojo tiene su propio aeropuerto internacional, principalmente con vuelos chárter y estacionales, y se encuentra a unos 75 km de Wadi Rum Village, lo que supone una hora de trayecto aproximadamente. Hasta Aqaba, por cierto, también se puede llegar en barco: en catamaranes privados desde Taba y en ferry desde Nuweiba, ambas ciudades en la Península del Sinaí, de Egipto.

Muchas más rutas aéreas, sobre todo regulares, ofrece el Aeropuerto Internacional Reina Alia de Ammán, aunque su distancia con respecto a esta reserva natural es mucho mayor: casi 300 km, lo que supone unas 3 horas y media por carretera. Esta es una lista de lugares, distancias y trayectos que te servirá de orientación si vas a programar tu viaje por tu cuenta:

  • Aqaba: 70 km, 1 hora
  • Wadi Musa (Petra): 115 km, 2 horas
  • Shobak: 150 km, 2 horas
  • Karak: 260 km, 3 horas y 15 minutos
  • Madaba: 300 km, 3 horas y 45 minutos
  • Mar Muerto (Swemeh): 340 km, 4 horas
  • Ammán: 320 km, 4 horas
  • Jerash: 360 km, 4 horas y media
  • Castillos del Desierto este: 400 km, 4 horas y media

Por lo que respecta al transporte público, la única opción viable es la del autobús: la compañía JETT incluye Wadi Rum en su red de rutas, conectándola con Petra (Wadi Musa) y con Aqaba. Más allá de ello, a un viajero independiente solo le queda concertar un taxi desde Aqaba. 

Los microbuses que salen de Aqaba y van dirección norte por la Carretera del Desierto y la del Rey no suelen llegar hasta el corazón de la reserva de Wadi Rum, sino que se limitan a parar en el cruce de Rashidiyah. 

Como hemos dicho antes, hay una estación de tren en Wadi Rum, pero los trenes que allí están estacionados son solo locomotoras y vagones de museo: no transportan viajeros, ni siquiera se mueven para llevar mercancías. 

Otras informaciones prácticas

En Wadi Rum hay un moderno centro de visitantes que es polifacético: aquí se puede comprar la entrada para acceder a la reserva natural, recibir información, concertar excursiones, gestionar alojamientos en la reserva, contratar a guías, comer en su restaurante, comprar artesanía local en su tienda o visitar su museo, que incluye un pequeño cine donde se proyecta un documental. También tiene lavabos públicos.

Unos kilómetros antes llegar a este punto, en Shakaria, se encuentra la comisaría de policía que da servicio a la zona. Por su parte, la gasolinera más cercana está fuera del perímetro de la reserva natural, en la carretera que une Shakaria con Disah.

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