No hay más que darse un paseo para ver que Aqaba es una ciudad distinta a las demás de Jordania. Así lo es por su ubicación especial en la costa del Mar Rojo, pero también por su aspecto ordenado, su aire cosmopolita y su fuerte apuesta por el turismo como gran motor económico. En esta página te ofrecemos una pequeña guía, en la que descubrirás qué ver en Aqaba, cómo llegar a ella y otros detalles de interés para tu viaje.
Aqaba es una ciudad de unos 170.000 habitantes (y creciendo), capital de la gobernación del mismo nombre. Aunque puede parecer una cifra no muy elevada, se trata de una de las 10 más pobladas del país pero, sobre todo, es la más importante a nivel estratégico, por la ubicación geográfica que ocupa.
Está situada en la costa del Mar Rojo, en el centro del golfo de Aqaba. Es la única ciudad jordana con salida al mar (puesto que el Mar Muerto es, en realidad, un lago endorreico y no es navegable). Dado que el litoral jordano es muy pequeño, de apenas 26 km, toda la actividad marítima se concentra aquí.
Desde un punto de vista turístico, la ubicación de Aqaba también es interesante por su cercanía a dos fronteras: la israelí y la saudí. Sobre todo, con la primera: el puesto fronterizo de Eilat, al oeste, es una importante puerta de entrada para viajeros que realizan un circuito combinado con Israel o incluso con Egipto. El puesto fronterizo con Arabia Saudí, al sur, es menos utilizado por turistas.
Su clima es cálido durante todo el año: en verano, se puede decir que es “muy cálido” si nos fijamos en las cifras que marcan los termómetros (por encima de los 40ºC, lo que obliga a buscar refugio en las horas centrales del día), pero gracias a una leve brisa marina, la sensación no es tan sofocante como en otros puntos del desierto, por ejemplo.
Como contrapartida, los inviernos son realmente agradables, hasta el punto de atraer el turismo de sol y playa que no pueden asumir otros destinos mediterráneos: con temperaturas que superan los 20ºC en enero y febrero, muchos son los turistas que recalan aquí en ese periodo, atraídos no solo por el sol y el calor, sino también por otros reclamos que mostramos más abajo.
Las precipitaciones, además, son prácticamente inexistentes, incluso en invierno, con una media de 9 días de lluvia al año. Por ello, venir a Aqaba para disfrutar del Mar Rojo es una apuesta segura, sea cual sea la época.
La ciudad de Aqaba, conocida siglos antes de Cristo como Elath, Ailath o Ayla, fue un punto estratégico desde sus inicios. Ya en el siglo X a.C, el rey Salomón hacía uso de este espacio para transportar a otros lugares cobre, extraído en las minas de Wadi Araba. En la zona también se han hallado cerámicas chinas y monedas etíopes, lo que da cuenta del carácter comercial de este enclave.
Un uso similar le dieron las civilizaciones que posteriormente dominaron Ayla: egipcios, nabateos y, sobre todo, romanos a partir del 106 d.C, así como sus herederos bizantinos. La existencia de varias iglesias, algunas de ellas realmente antiguas (s.III), vendría a confirmar su buena posición y dinamismo, con obispado propio. La ciudad cayó en manos árabes en torno al 630, convirtiéndose en los siglos posteriores en lugar de paso obligado para los egipcios en peregrinación a La Meca.
Sin embargo, Aqaba entró en una fase de gran decadencia a partir del siglo XI. En primer lugar, por un devastador terremoto a mediados de esa centuria. Y en segundo lugar porque las grandes rutas comerciales comenzaron a tener a Bagdad como su epicentro, relegando a esta ruta a un papel secundario.
En el siglo XII, la conquista de los cruzados de Balduino I y la posterior reconquista por parte de las tropas de Saladino tampoco ayudaron a crear un clima de estabilidad para el comercio, de modo que Aqaba quedó relegada a poco más que un pueblo de pescadores.
Los otomanos, dominadores de la zona durante casi cinco siglos, tampoco revirtieron la situación de la ciudad (a pesar de importantes proyectos como la ampliación de su Fuerte), que vio cómo se abrían dos vías de comunicación alternativas: para el comercio, a través del Canal de Suez, operativo desde mediados del siglo XIX, y para los peregrinos a La Meca, con el ferrocarril del Hiyaz a comienzos del XX (aunque su periodo de funcionamiento fue fugaz).
Sin embargo, Aqaba ocuparía un lugar destacado en otro episodio histórico de Jordania: la Rebelión Árabe. El imperio otomano le había dado un papel militar estratégico, pero fue tomada por británicos y árabes (con un papel clave de Thomas Edward Lawrence o Lawrence de Arabia), en uno de los capítulos más trascendentales de aquel movimiento.
Cuando llegó la independencia de Jordania en 1946, el litoral jordano de Aqaba era solo de unos 14 km, algo que por cierto no reconocía la vecina Arabia Saudí. Pero en 1965, el rey Hussein realizó un intercambio de terrenos, que le valió el reconocimiento oficial y la ampliación de la costa jordana: otros 12 km más, a cambio de 6.000 km2 en el desierto.
En la actualidad, Aqaba es una ciudad próspera que avanza gracias al importante turismo que recala aquí, en buena medida de nivel premium. Así se puede apreciar en la alta concentración de urbanizaciones privadas, resorts y hoteles que hay, especialmente en la zona litoral, donde se ubican otros espacios de máximo nivel, como su puerto deportivo y su parque acuático. En paralelo, su ubicación estratégica en el Mar Rojo remarca la importancia de Aqaba en otros sectores, como por ejemplo el logístico gracias a su puerto de mercancías, o el inmobiliario, gracias a sus nuevos desarrollos.
Aunque no parezca la ciudad más pintoresca y muchos viajeros lleguen aquí en busca de relax, hay también bastantes cosas que ver en Aqaba. Algunos son yacimientos y monumentos históricos, mientras que otros son reclamos de reciente creación pero de máximo interés.
La prosperidad de la antigua Ayla se puede apreciar aún en algunos monumentos históricos y yacimientos arqueológicos repartidos por la ciudad. Si te interesa esta temática, puedes tomar nota de los siguientes lugares que ver en Aqaba:
Sin tener que remontarnos tan atrás en el tiempo, hay otros muchos atractivos que ver en Aqaba, pues son auténticos iconos de la ciudad. El primero de ellos es la bandera de la Revuelta Árabe: en realidad, no tendrás muchas dificultades para verla… ¡es visible desde muchos lugares de la ciudad e incluso desde fuera de ella! Su asta tiene una altura de 137 metros de alto, mientras que la bandera en sí misma tiene unas medidas de 20 x 40 metros. Se instaló aquí en 2017, para conmemorar la Gran Rebelión Árabe contra los turcos. Es por ello que la bandera no es exactamente la jordana, sino la del mencionado movimiento revolucionario, pues falta la estrella de siete puntas, distintiva de la bandera jordana. Se trata, por tanto, de una reafirmación de lo que aquí aconteció 100 años antes, declarando la identidad árabe del país.
En el apartado de mezquitas, Aqaba cuenta con varias de gran interés. La más importante es quizás la de Sharif Al Hussein Bin Ali, promovida por el tatarabuelo del monarca Abdalá II y figura clave en la Rebelión Árabe. Se muestra elegante e inmaculada, con un minarete de estilo otomano visible en su litoral.
Y para descubrir toda la riqueza submarina del Mar Rojo sin tener que abandonar la ciudad, nada mejor que acudir al Acuario de Aqaba. Se encuentra muy cerca de la terminal de ferrys, a unos 10 km al sur de la ciudad. Quizás por ello pueda pasar desapercibida para muchos viajeros, pero las especies marinas que por aquí nadan hacen que la visita merezca la pena: pterois, peces loro, tortugas… y un largo etcétera.
Por último, si lo único que deseas es pasear tranquilamente por Aqaba, puedes dirigirte a Al-Hammamat Al-Tunisiyah St. (continuación de Ash Sherif Al Hussein Bin Ali St. o simplemente Amman Hwy), que conecta Ayla Circle y Prs. Haya Circle: aquí se encuentra uno de los parques céntricos de la ciudad, así como una zona comercial en Aqaba Gateway, para terminar el paseo en el siempre agradable puerto deportivo.
No solo tendrás cosas que ver en Aqaba, sino también cosas que hacer. Se trata de una de las ciudades más dinámicas en lo que a actividades se refiere, puesto que tiene algo que ninguna otra ciudad jordana posee: el mar. Por ello, algunas de las propuestas más interesantes tienen que ver con ello. En especial:
Si te das una vuelta por el centro, no hay más que ver que Aqaba cuenta con una variedad considerable de restaurantes y tiendas, superior a la de otras ciudades de tamaño similar. Por tanto, es posible darse una vuelta por el centro para disfrutar de una buena compra o una buena cena. Entre los caprichos que puedes adquirir están los productos textiles (pañuelos árabes, alfombras, etc.) o huevos de avestruz, mientras que para comer algo característico de la ciudad puedes acudir a King Hussein St. y Raghadan St.
El éxito turístico de Aqaba no se debe solo a su excelente ubicación, sino también a su buena red de comunicaciones, mejores y más eficientes que en otras ciudades del país. Aquí se encuentra uno de los dos aeropuertos internacionales de Jordania: aunque tiene menos tráfico aéreo y menos conexiones con otros países que el de Ammán, suele ser muy utilizado por vuelos chárter. Además, tiene ruta directa con el Aeropuerto Internacional de Ammán, por lo que volar de una ciudad a otra es factible, lo que supone un modo de agilizar los desplazamientos.
Aqaba tiene también una importante estación de ferrys, empleada sobre todo para conectar la ciudad con la Península del Sinaí, en Egipto. La ruta más popular es la de Nuweiba, con líneas regulares, pero existe otra con Taba, más corta y más rápida, mediante catamaranes privados.
Los autobuses de largo recorrido también tienen a Aqaba como uno de los puntos más importantes de la red. Con la compañía JETT se puede viajar a Wadi Musa (Petra), Wadi Rum o Ammán, así como a otras ciudades menos turísticas pero muy pobladas, como Zarqa o Irbid.
Y si optas por el transporte con vehículo privado (coche o autobús), que es siempre lo más cómodo y flexible, debes calcular las siguientes distancias y duraciones para el trayecto:
Una vez en Aqaba, tienes distintas opciones para moverte. Si lo que necesitas es un transfer desde el aeropuerto, solo existe la opción del taxi colectivo o del servicio privado, pues no hay autobuses lanzadera. El aeropuerto se encuentra a unos 10 km al norte, lo que supone unos 15 minutos de trayecto.
Algo parecido sucede con la terminal de ferrys, a una distancia similar pero desde el sur. En este caso, tampoco hay autobuses lanzadera, aunque sí microbuses. La opción del taxi o el vehículo privado es de nuevo la más conveniente.
Y para circular por la ciudad, encontrarás taxis de color verde sin taxímetro, por lo que necesitarás negociar cada carrera.
Para obtener más información sobre qué ver en Aqaba puedes acudir a su oficina de información turística. Se encuentra en Ayla Circle y cuenta con folletos, mapas y otros materiales actualizados para las visitas en la ciudad.
Al tratarse de una ciudad moderna y grande, Aqaba también cuenta con otros servicios de interés para el turista, como una comisaría de policía frente a la estación de autobuses y un hospital moderno y bien equipado en el centro.
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