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Ajloun, también escrito a menudo como Ajloun, es una pequeña localidad al norte de Jordania hasta donde llegan muchos de nuestros circuitos, puesto que ofrece algunos atractivos relevantes para los viajeros, tanto desde un punto de vista histórico como desde otro medioambiental. En esta página te explicamos dónde está exactamente y qué ver en Ajloun, así como otras informaciones prácticas como la forma de llegar.
Ajloun se encuentra en el extremo norte de Jordania, muy cerca de Irbid (a unos 35 km) y no muy lejos de la capital, Ammán (unos 70 km). Pertenece a la gobernación de Ajloun. Tampoco está lejos de las dos fronteras de la zona: con respecto a Israel, el puesto fronterizo de King Hussein está a unos 70 km por carretera, mientras que la frontera siria está a unos 45 km por carretera.
Desde un punto de vista medioambiental, lo más destacado de Ajloun es que se encuentra en el corazón de la Jordania de clima mediterráneo, con veranos no demasiado cálidos e inviernos relativamente templados, con unos niveles de precipitaciones superiores a los de otras regiones jordanas.
Su entorno de colinas ofrece un color verde que contrasta con el resto del país, y aquí abundan árboles que también se pueden ver en otros muchos territorios del sur de Europa, como madroños o pistachos. Es por ello que este paisaje está protegido como reserva natural y es uno de los lugares más recomendables para los viajeros que aman la naturaleza.
No está claro cuándo surge Ajloun como población y algunos historiadores lo asocian al rey moab Eglón, que es mencionado en la Biblia y del que derivaría su nombre. En cualquier caso, lo que parece seguro es que Ajloun existía ya en el siglo XII, periodo en el que se construyó su famoso castillo, puesto que en él hay restos de una iglesia bizantina, lo que indica que se habría construido en algún momento de los siglos V-VII.
Esa fortaleza es la que, a fin de cuentas, otorgó importancia estratégica y militar a este enclave, que fue ocupado sucesivamente por ayyubíes, mamelucos y otomanos. Estos últimos son los que dejaron una importa más evidente en la localidad, como demuestra su mezquita, ampliada en el siglo XVI por aquel imperio que tuvo el dominio de Ajloun desde entonces.
A partir de ese momento, minimizadas las amenazas militares exteriores, Ajloun ha desarrollado siempre un rol agrícola, como demuestran los documentos históricos, en los que se certifica una importante producción de vino, frutas y verduras.
El principal monumento que ver en Ajloun es, sin duda, su castillo, también conocido como Qala’at Ar Rabad). Se encuentra a unos 3 kilómetros al oeste de la ciudad, por lo que tendrás que solucionar la cuestión del desplazamiento, como te contamos más abajo.
Resulta interesante para adentrarse en un periodo de la historia de Jordania realmente relevante: las ofensivas y contraofensivas de cruzados y ayyubíes en el siglo XII. De hecho, el castillo de Ajloun fue construido entre 1184 y 1193 por un general (y sobrino) de Saladino, Izzidin Usama, con el objetivo de contener las campañas de los militares cristianos que aspiraban a recuperar los lugares sagrados para su religión. Este monte, el Awf (a una altura de unos 1.250 msnm), ocupa una posición estratégica para vigilar el entorno, en concreto los wadis que conducen hacia el Valle del Jordán y que podían ser utilizados por los cruzados como vías de entrada hasta aquí desde sus asentamientos en el Mar de Galilea.
El castillo de Ajloun llegó a tener siete torres y un foso de seguridad de más de una decena de metros. Aunque fue ampliado a comienzos del siglo XIII, fue tomado y dañado por otros enemigos invasores, en este caso los mongoles, a mediados de esa centuria. Los mamelucos, sucesores de los ayyubíes, retomaron su control. En siglos posteriores, se acuartelaron aquí tropas otomanas, aunque al final quedó bajo gestión local. Varios terremotos en los siglos XIX y XX afectaron gravemente a la estructura, pero el estado de conservación en la actualidad ha mejorado mucho gracias a restauraciones constantes
Hoy, cuando todos esos episodios son solo historias lejanas y casi míticas, lo que le queda al turista son unas vistas extraordinarias de los alrededores, que transmiten una sensación contraria a la original: de paz.
Para quienes, además, deseen darse una vuelta por la pequeña localidad de Ajloun, el monumento más destacado es su Gran Mezquita, construida por ayyubíes y mamelucos, aunque su aspecto actual se debe principalmente a la ampliación otomana del siglo XVI. Así se puede apreciar, sobre todo, en su espectacular minarete, de recio estilo turco.
A las afueras de Ajloun, a unos 5 km del centro, se encuentra otro lugar que puede resultar interesante para los viajeros más interesados en el cristianismo: Anjara. Según la tradición, aquí se habría refugiado la Sagrada Familia, concretamente en una cueva, en su regreso a Galilea, tras conocer que el rey de Israel Arquelao seguía con la intención de acabar con la vida de Jesús. En la actualidad, el santuario de la Virgen de la Montaña es un pequeño templo erigido en honor de aquel acontecimiento, en cuyo interior se recrea una cueva conmemorativa.
Si quieres dedicar más tiempo a Ajloun para descubrir otros lugares adicionales al castillo, hay una actividad que sobresale por encima de todas: el senderismo. Por los alrededores de la localidad se extiende la Reserva Forestal de Ajloun, una de las más interesantes del país por su biodiversidad y por su contraste con respecto a otros espacios naturales jordanos: se trata de un hábitat mediterráneo, con su correspondiente flora y fauna.
Caminando por aquí, el viajero puede descubrir robles, pistachos, madroños, algarrobos y otros árboles típicos de los países de la Europa del sur, por ejemplo. Y con un poco de suerte, podrá avistar mofetas, garduñas o incluso jabalíes. También habitan aquí lobos y chacales, aunque son mucho más esquivos
Este vergel natural se mantiene en buen estado gracias a la Real Sociedad para la Conservación de la Naturaleza, que apostó por proteger esta área de unas 1.300 hectáreas por su valor medioambiental. Ellos han sido también los encargados de desarrollar una red de senderos para descubrir los principales rincones de la reserva, entre los que destacan:
Por supuesto, hay más rutas trazadas y señalizadas. Algunas de ellas son guiadas y con almuerzo incluido, previo pago de la entrada correspondiente. Además, por esta zona pasa un ramal del Jordan Trail, en concreto el tramo que va desde Ajloun hasta Fuheis, con una distancia de 60 km aproximadamente.
Ajloun se encuentra muy cerca de Jerash y de Ammán, de modo que lo más habitual es incluir la visita de este lugar como parte de una excursión por el norte de Jordania. Lo más sencillo es desplazarse hasta aquí por carretera y con vehículo privado, ya sea un taxi o un autobús con conductor propio. Estas son las distancias y duraciones aproximadas, incluidos otros lugares más alejados del país:
Las opciones de transporte público son limitadas. La compañía JETT ofrece un servicio turístico desde Ammán que también pasa por Jerash, normalmente con dos salidas semanales. Otra opción son los microbuses con salidas desde Amman, Irbid y Jerash, pero se trata de una solución lenta e imprevisible, puesto que estos vehículos solo parten cuando están llenos.
En cambio, si lo que deseas es llegar al castillo de Ajloun, deberás acceder con algún medio de transporte, pues se encuentra a unos 3 kilómetros del centro, una distancia que además es cuesta arriba. Hay taxis que ofrecen este servicio desde la ciudad, aunque también se puede llegar en coche hasta la misma taquilla.
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