8 curiosidades sobre el Siq de Petra

El Siq es la entrada principal a Petra (no confundir con la entrada de atrás o backdoor, a la que dedicábamos este otro post). Por aquí entran la mayoría de visitantes, y siglos atrás era también el sobrecogedor acceso para quienes pasaban por aquí, con fines comerciales, religiosos o de otro tipo. Así que si vienes hasta Petra por este ingreso, lo recorrerás a pie o en cochecito de golf, así que te resultará interesante conocer las siguientes curiosidades.

El nombre: qué significa

El Siq es un angosto cañón rocoso, de gran longitud, imponente altura y, en algunos tramos, poquísima anchura, como veremos en los siguientes puntos. Sin embargo, su significado en árabe (al-Siq) no es el de cañón o desfiladero, sino el de eje. Es decir, los propios moradores locales, en este caso a partir de la conquista árabe en el siglo VII, lo concibieron como el eje de esta ciudad.

Sorprendente longitud

Si sumamos todos los tramos del Siq su longitud es de 1,2 km en total. Su comienzo estaba coronado por un arco que se perdió, mientras que su final lo marca el imponente Tesoro. Entre ambos puntos, un espectacular paseo que, para muchos, supone el kilómetro más fascinante jamás recorrido.

Anchura escasísima en muchos tramos

La anchura del Siq es variable, todo depende de cada tramo. Pero lo que más llama la atención es, sin duda, su estrechez en algunos puntos, pues apenas se contabilizan 3 metros de una pared a otra.

Altura espectacular

La sensación de estrechez queda amplificada por la gran altura de las paredes del cañón, que va desde los 90 metros hasta los casi 190 metros en algunos puntos. Por ello, los rayos de sol apenas alcanzan el suelo en muchos puntos del recorrido. 

No originado (inicialmente) por la erosión

La mayoría de los cañones de este tipo (conocidos como ‘de ranura’) se originan por la labor erosiva del cauce de un pequeño río, que va creando esa ranura encajonada entre las paredes de roca. Sin embargo, en el caso del Siq, no: se originó por movimientos tectónicos, aunque posteriormente el agua que discurrió por aquí profundizó en ello.

Diques, en pleno Siq

Efectivamente, por raro que parezca, por aquí discurría el agua: no de un río sino de los torrentes originados por las fuertes lluvias, que buscaban su camino hacia Wadi Araba, en último término. Por ello, tanto los nabateos como civilizaciones posteriores construyeron diques que contuvieran dicha agua e impidieran su entrada al Siq. Pero eso no debió de ser suficiente, pues varias grandes inundaciones asolaron la ciudad, una de las mayores en algún momento de los siglos I a.C – I d.C. Aún hoy son visibles los restos de los antiguos diques y otros más modernos, en forma de presa.

Tiene su propio acueducto

La preocupación por el agua no sólo fue para protegerse de ella, sino sobre todo para canalizarla hasta la ciudad y abastecer así de este elemento básico a la población. Y en las paredes del Siq aún se pueden ver acanaladuras por las que discurría el agua, a modo de acueducto.

Restos de estatuas y betilos

Para entender cómo era el Siq en el momento del apogeo de Petra, hay que imaginar sus paredes decoradas con elementos simbólicos e imponentes. Por ejemplo, estatuas, probablemente en honor a dioses nabateos, de las que quedan algunos restos incrustados en la roca, como piernas o incluso cuerpos enteros. Y también betilos: nichos u hornacinas donde se alojaba algún tipo de inscripción o placa dedicada a una divinidad.

Estas son sólo algunas curiosidades del Siq de Petra, pero debe de haber muchas más. Y lo decimos a modo de suposición, pues en realidad todavía queda mucho por descubrir aquí: según algunos expertos, aún queda por excavar el 80% de la ciudad, lo que ayudaría a mejorar el conocimiento de Petra y de este cañón en particular.

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