¿Llegar o no llegar hasta el monasterio de Petra (Deir)? Esa es la cuestión… que muchos turistas se plantean cuando visitan este espectacular destino. Y es que no todos lo hacen, por diferentes razones. Si tú también te estás planteando este dilema, en este post te damos algunos argumentos a favor y en contra de hacerlo, para que elijas los que más te convenzan.
A favor de llegar: la guinda (o el aperitivo) a la visita
El monasterio de Petra, también llamado monasterio Deir (o el-Deir, pues significa monasterio en árabe), es un espectacular monumento, con todas las señas de identidad del recinto: una extraordinaria comunión entre el paisaje natural y la arquitectura antigua, y una rica historia milenaria: surgido probablemente como templo o tumba nabatea en torno al siglo III a.C, fue después un recinto religioso bizantino, como sugieren las cruces que se conservan en su interior.
Su fachada es muy similar a la del Tesoro, con dos niveles columnados y un cuerpo semicircular rematando el conjunto, entre un frontón partido. Pero para muchos, es aún más bella, con un diseño más horizontal y mayor amplitud a su alrededor para su contemplación, lo que facilita las fotografías. Sin duda, uno de los ejemplos destacados del denominado ‘estilo nabateo clásico’.
Tampoco falta otro de los alicientes de Petra: sus vistas del entorno. Quienes suben a pie hasta cotas más elevadas en las montañas aledañas, disfrutan de una visión única de la fachada del monasterio de Petra, así como de las montañas rocosas y peladas del lugar.
Y otro dato a favor es que, pese a su espectacularidad, se trata de un espacio con menos afluencia de gente, por su altitud y su ubicación: unos 6,5 km desde la entrada del recinto, 3,5 desde el Tesoro y 1,5 km desde el restaurante más cercano, lo que supone unos 35 minutos a pie.
No obstante, como explicamos en este otro post, es precisamente el primer monumento a visitar cuando se entra por ‘la puerta de atrás’, por medio del backdoor trail, lo que supone todo un aliciente para los amantes del senderismo y el deporte.
En contra: ¿merece el tiempo y el esfuerzo?
Como decíamos más arriba, la ubicación del monasterio de Petra está realmente a desmano: no sólo debes tener en cuenta el tiempo que tardarás en llegar sino también el que emplearás en el regreso. Es por ello, que la visita a este lugar se suele pasar por alto cuando sólo se programa media jornada en Petra, dando prioridad a otros lugares más cercanos a la entrada principal.
De hecho, Petra cuenta con otros muchos lugares de enorme interés que también merecen ser descubiertos sin salir del recinto arqueológico, como el Tesoro, las Tumbas Reales o el Teatro nabateo, así como el espectacular Siq.
Y por supuesto, no se puede olvidar que la subida al monasterio de Petra no es precisamente un camino de rosas: para acceder hasta aquí hay que subir unos 800 escalones después de una caminata relativamente exigente, sobre todo en días de mayor calor. Por ello, visitar este lugar está sólo recomendado para personas que tienen una buena movilidad.
No obstante, el mal trago de los escalones se puede resolver con los burros que los guías beduinos ponen a disposición de los viajeros, aunque las condiciones de ‘trabajo’ de estos entrañables animales no siempre son las más adecuadas. En cambio, para llegar hasta el monasterio de Petra no es factible usar coches de golf, que sólo circulan en el tramo del Siq, entre la entrada principal y el Tesoro.