El hipódromo de Jerash es uno de los espacios más interesantes del espectacular recinto arqueológico de la antigua Gerasa, en el norte de Jordania. Aunque se emplea ese término, hipódromo, en realidad esa es una palabra moderna, por lo que sería más adecuado hablar de circo (no confundir con teatro o anfiteatro), que era el estadio utilizado principalmente para las carreras de caballos (bigas y cuadrigas, de dos o cuatro caballos, respectivamente) en la Antigua Roma. En las siguientes líneas te explicamos su extraordinario valor, que no te pasará desapercibido durante la visita a esta ciudad.
Dónde está y cuándo se construyó
El circo o hipódromo de Jerash se construyó poco después de la visita del emperador Adriano a la ciudad, en el invierno de 129-130 d.C. Fue el propio emperador el que pidió que en esta zona, ocupada hasta entonces por canteras, se creara un recinto de este tipo, a imagen y semejanza de otros del imperio, como el famoso Circo Máximo de Roma. Las obras, que debieron de ser largos y difíciles, estaban ya terminadas a comienzos del siglo III.
Su ubicación en el recinto arqueológico no puede ser más simbólica: justo detrás del Arco de Adriano, construido para conmemorar la visita de dicho emperador. Yendo hacia el centro de visitantes, se recorre todo su lado oriental, lo que sirve para comprender su longitud: 265 metros (su anchura es de 76 metros). Son dimensiones colosales, pero según los expertos no era precisamente uno de los más grandes del imperio, en comparación con los cerca de 50 circos documentados.
Extraordinaria conservación
Sin embargo, pese a no tratarse de uno de los circos más grandes del imperio romano, los expertos sí coinciden en decir que es uno de los mejor conservados, al menos en lo que a sus elementos técnicos y funcionales se refiere. Es decir: es muy útil para conocer mejor las carreras de caballos de la antigua Roma, que eran un espectáculo de masas, equiparable a la Fórmula 1 de la actualidad.
En especial, hay tres elementos que atraen el interés de todo visitante:
- Carceres: este es el nombre que recibían los puestos de salida de las bigas y cuadrigas, algo así como los boxes. Son los arcos situados en la parte sur del recinto y en su momento tenían puertas de madera (que se abrían al dar la salida) y altares, para que los participantes se encomendaran a los dioses
- Cavea: es decir, la tribuna o graderío. Por las dimensiones y las filas conservadas (más de 15 filas), se estima que podría acoger a unos 15.000 espectadores
- Arena y spina: el terreno por el que corrían los carros de caballos estaba cubierto de arena. Y en el centro se montaba una estructura alargada (spina) en torno a la cual los corredores debían dar siete vueltas. En la actualidad, a menudo se montan carpas u otras instalaciones, o en ocasiones una estructura de madera a modo de reconstrucción
Decadencia y final del hipódromo
Pese a haber albergado numerosas carreras, en el siglo IV el hipódromo de Jerash ya no cumplía esta función. Probablemente, el motivo fueron problemas en la cimentación, lo que motivó que poco a poco se fuera utilizando para otras cosas. Por ejemplo, bajo los arcos de la cavea se instalaron talleres de alfarería. Y con el tiempo, sus sillares de piedra fueron desmontados para construir o reparar otras estructuras, como la muralla.
Y graves terremotos en los siglos VII y VIII provocaron su definitivo abandono… hasta la actualidad: ya no se organizan carreras como antaño pero sí demostraciones a cargo de la Roman Army and Chariot Experience, mostrando a los visitantes cómo eran aquellos espectáculos de masas que tantas pasiones desencadenaban.