Como puedes comprobar en nuestros Circuitos, lo más habitual es emprender rumbo al sur desde Ammán, después de haber visitado esta ciudad y hacer una excursión por el norte del país. Sin embargo, también cabe la posibilidad de tomar dirección este y viajar hasta el imponente desierto que se extiende antes de llegar a la frontera con Arabia Saudí e Irak. En este post te damos algunos motivos para viajar al Desierto del Este de Jordania, y verás que los hay para todos los gustos: naturaleza, etnografía, historia…
Los sorprendentes e históricos castillos del desierto
Sin duda, uno de los grandes atractivos de adentrarse en el Desierto del Este de Jordania es descubrir sus castillos del desierto, que están dispersos por la zona. En realidad, no todos son estructuras militares defensivas, sino que también hay edificios históricos que funcionaron como caravansares (ventas o fondas para comerciantes) y pabellones de caza. Los más importantes son Qasr Al Azraq (que sirvió de morada a T.E. Lawrence), Qusayr Amra (con decoraciones de pinturas murales del siglo XVIII) y Qasr Kharana. Pero hay otros muchos más, lo que da muestras de la importancia estratégica de esta zona durante la Edad Media.
Desierto de distintos colores
Como es lógico, estos castillos del desierto no se construyeron al azar: se ubicaron aquí porque en el pasado el paisaje era muy distinto al actual, pues era un terreno fértil con abundancia de agua y arbolado. Y sobre todo, era una ruta de transporte de gran popularidad. La progresiva sequía y desertización que ha experimentado este área con el paso de los siglos se ha llevado todo ello, pero nos ha dejado otro paisaje que también tiene gran interés para los amantes de la naturaleza: el desierto más puro. La Reserva Natural de Burqu, donde no faltan un castillo y centros de ecoturismo, es el mejor ejemplo de ello.
Y para suerte de los viajeros de Jordania, ofrece colores distintos a los habituales dorados y rojizos que predominan en el centro y el sur del país, como en Wadi Rum. Aquí, la mayor parte de la zona se tiñe de tonos oscuros por la roca negra volcánica, que se extiende por esta inmensa llanura inhóspita que nos ofrece una estampa lunar. Y quienes decidan continuar en dirección sureste hasta casi la frontera saudí, llegarán al Wadi al Dahik, donde la roca se torna blanca y el relieve se vuelve irregular con cañones.
Naturaleza que resiste
A pesar de las condiciones de extrema aridez que existen en la actualidad, la naturaleza sigue resistiendo de diferentes maneras. Y contemplarlo es un atractivo en sí mismo. El mejor ejemplo de ello es el oasis de Azraq, que es un humedal de alto valor ecológico, sobre todo por la presencia de aves migratorias. Precisamente por ello está declarado Sitio Ramsar. Por otro lado, en la cercana Reserva Natural de Shaumari habitan poblaciones de animales autóctonos que, en algunos casos, están en peligro de extinción o lo han estado hasta hace poco. Sin duda, el más simbólico es el órice (Oryx leucoryx), que puede ser avistado en safaris organizados.
Convivencia con gentes locales
Y por supuesto, otro de los atractivos de viajar al Desierto del Este de Jordania es convivir con la población local, en especial, con miembros de comunidades de beduinos, que siguen manteniendo algunas tradiciones de su ancestral vida nómada y son un ejemplo de adaptación al medio. Todo ello promovido y/o coordinado con Burqu Ecolodge, un centro surgido por iniciativa de la Real Sociedad para la Conservación de la Naturaleza que, en cierto modo, hace las veces de centro de recepción de visitantes.