David Roberts en Jordania: su viaje y sus obras 

No cabe duda de que los principales monumentos y paisajes de Jordania inspiran a los mejores artistas. Y esto ha ocurrido desde que este país fuese ‘descubierto’ por los primeros viajeros internacionales. Nada mejor para ilustrar este hecho que la estancia de David Roberts en Jordania, que le llevó a elaborar una de sus obras más reconocidas. Con ella, el pintor británico alcanzó gran fama, y Jordania entró de lleno en el imaginario de los aventureros románticos, deseosos de conocer mundos exóticos que evocasen el pasado más idílico. Aquí te contamos un poco más sobre la relación entre este artista y Jordania.

David Roberts: Romanticismo y Orientalismo

El artista David Roberts es uno de los máximos exponentes del Romanticismo y del Orientalismo, dos corrientes que tuvieron lugar en el siglo XIX y que están estrechamente relacionadas. Gracias al nacimiento de la Egiptología y a la fiebre por las ruinas antiguas, (muchas de las cuales acabaron saliendo de sus países de origen para fundar grandes museos en Europa), toda la región de Oriente Próximo comenzó a despertar un interés inusitado.

Sabedor de ello y con una visión de negocio que complementó su amor por los viajes, el artista David Roberts se embarcó en varias expediciones lejos de su natal Escocia. Uno de sus destinos fue el sur de España, pero sin duda su gran viaje (el que, según sus propias palabras, le aseguró el sustento para el resto de su vida) fue el que realizó por Tierra Santa: sus dibujos y anotaciones acabaron formando el libro Tierra Santa, Siria, Idumea, Arabia, Egipto y Nubia, editado con gran éxito, tanto que le abrió las puertas de la Royal Academy británica. 

¿Qué visitó y qué dibujó David Roberts en Jordania?

Basta echar un vistazo a la numeración del Volumen 3 de mencionado libro para darse cuenta del recorrido que pudo realizar David Roberts en Jordania, que por entonces no se llamaba así: lo que hoy es Jordania, Roberts y sus contemporáneos lo llamaban Idumea, en referencia al antiguo reino bíblico de Edom.

Desde la página 88 hasta la 106, Roberts nos deleita con paisajes evocadores de Petra, que debió de ser uno de los lugares que más le impactó del viaje. Algunos de esos rincones que inmortalizó, no sin un cierto idealismo, son el Monasterio Deir, el Tesoro, tumbas excavadas en la roca, el teatro e incluso el Monte Hor, donde la tradición sitúa la tumba del profeta Aaron.

Tras visitar ampliamente Petra, prosiguió en dirección sur para salir de la actual Jordania a través de Aqaba, emplazamiento portuario que también dibujó en una de sus páginas, mostrando el aspecto que tuvo su fortaleza a mediados del siglo XIX. Tras ello, la Isla del Faraón y la Península del Sinaí, actualmente territorio egipcio en ambos casos.

Sin duda, de Petra lo que más cautivó a Roberts fue la magia de los templos y construcciones excavadas en la roca, que les otorgan un aire de eternidad incomparable. Pero además, también quiso dejar constancia de las gentes que aquí habitaban por aquel entonces, con escenas de reunión de beduinos, a menudo acompañados de sus dromedarios.

En todos los casos, la figura humana, la escasa vegetación e incluso las propias ruinas arquitectónicas aparecen minimizadas por la imponente silueta de las montañas que conforman estos valles, como el de Wadi Araba y el de Wadi Rum.

Y prueba de que su éxito no fue pasajero es que aún hoy se siguen editando libros a partir de sus litografías, con gran número de ventas y precios que alcanzan cifras desorbitantes de cuatro dígitos, especialmente si la edición es antigua y especial. Todo ello con paisajes que, si viajas con nuestra agencia, podrás reconocer con tus propios ojos.

Imagen de David Roberts – https://clevelandart.org/art/1927.127, CC0

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